Nueva fiscalidad, clave para corregir los desequilibrios entre el mundo urbano y el mundo rural
Lunes, 16 Agosto 2021

EL ABANDONO DEL MUNDO RURAL 

El Profesor y Doctor en Historia Moderna, Felipe Lorenzana, hoy nos habla de un libro que se presentará en breve por la Diputación de Badajoz que transcribe y analiza las Ordenanzas Municipales de USAGRE de 1539. Lo firman el propio Lorenzana y el doctor en Historia Medieval Ángel Bernal y es que, el derecho local nos permite averiguar cómo las antiguas comunidades vecinales elaboraban sus normas de funcionamiento y de vida cotidiana. Gracias a estos documentos podemos conocer cómo funcionaban las instituciones políticas, los usos agrarios, los gremios, el mercado, los grupos sociales, e incluso, el medio ambiente durante la Edad Moderna. Escuchen...

La preocupación ecológica se encuentra entre los aspectos más regulados en las antiguas ordenanzas. Yerran quienes crean que la ecología es una moda de los tiempos actuales. Mientras la mayor parte de la población dependió del campo y el campo era en su mayor parte un espacio abierto y compartido, la dependencia del medio obligó a ser muy escrupulosos a la hora de redactar normas que lo protegieran y sanciones para quienes las trasgredieran. Es más, en las tareas de vigilancia y punición, las Ordenanzas consideraban corresponsables a todos los vecinos.

En definitiva, las antiguas ordenanzas son un ejemplo de participación del común en la gobernanza de los pueblos a través la legislación y la justicia. Pero lo importante es que, además, nos transmiten las vivencias de un medio, el rural, que en poco más de medio siglo ha pasado de ser mayoritario a situarse a las puertas de la desaparición. Pocas trasformaciones sociales han ido tan rápidas a lo largo de la historia y menos aún las que van a tener, como ésta, un final tan lamentable.

La despoblación de una parte inmensa de nuestro territorio, lo que se ha venido a llamar la España vaciada, es un fenómeno tan bien conocido como falto de soluciones eficaces. Se saben las causas, los desequilibrios que crean, e incluso los remedios, pero no se habilitan los instrumentos adecuados. Y los hay. Uno de ellos es, por ejemplo, la fiscalidad.

El fisco, a pesar de su mala fama, ha sido a lo largo de la historia un instrumento transformador muy poderoso. Durante la Edad Media y buena parte de la Moderna, la exención fiscal sirvió para garantizar los privilegios de las clases dirigentes, la nobleza y el clero, pero después se aplicaron los principios de universalidad, proporcionalidad y progresividad para intentar corregir los desequilibrios entre ricos y pobres. La pregunta es por qué no se utiliza ahora para corregir los desequilibrios entre el mundo urbano y el mundo rural.

Es de justicia que quienes residen en el medio rural, con bastantes menos servicios a su disposición que quienes lo hacen en las ciudades, paguen menos impuestos. La discriminación positiva en lo fiscal es una de las escasas soluciones para fijar población y atraer moradores. La coyuntura actual es favorable, pues la pandemia ha incentivado el teletrabajo y el reencuentro con la naturaleza. Sin embargo, quedarse de brazos cruzados sólo logrará que en breve convirtamos a los pueblos en museos … de la nada.