6 Septiembre 2024, 12:47
Actualizado 6 Septiembre 2024, 12:47

Este sábado recibirá la Medalla de Extremadura la congregación religiosa de las Josefinas de la Santísima Trinidad de Plasencia; una institución que fundó el padre Eladio Mozas hace 138 años. Hoy han pasado por los micrófonos de Canal Extremadura su superiora general, la hermana María Luisa Dávila, y su consejera general, la hermana María Isabel García. Sor María Luisa acogió la noticia con mucha alegría; fue de madrugada y estaba en uno de sus centros en México. Les satisface el interés que este reconocimiento, propuesto por el Ayuntamiento placentino, ha despertado en la capital del Jerte. Detrás de esta congregación, subrayan, hay muchas religiosas que han hecho el bien en numerosos países.

Los orígenes

Una de las prioridades del fundador de las Josefinas de Plasencia era regenerar la sociedad a través de la escuela. Muchas han sido las comunidades que a lo largo de todos estos años han tenido en diversos puntos de Extremadura: entre ellas un seminario en Piornal, una escuela dominical en Hervás y una clínica en Don Benito. Aseguran que tienen presencia en aquellos lugares en los que la dignidad humana se ve vulnerada. El espíritu de familia, la alegría y la acogida son algunos de los valores que más les caracterizan. En todo momento buscan la igualdad y, para ello, en la actualidad se necesita una formación más integral que cuando la congregación se puso en marcha.

Labor en tres continentes

Su trabajo se ha extendido fuera de nuestras fronteras, a países europeos como Francia, Alemania, Bélgica o Italia, pero también de América como México, Honduras, Perú o Chile, e incluso de Asia, como la India. Han llevado a cabo una labor evangelizadora, pero al mismo tiempo social: han construido centros escolares, consultorios médicos y asilos de ancianos. Primero fueron a países de Europa donde había muchos migrantes españoles; les enseñaban el idioma y les procuraban atención sanitaria. Posteriormente se extendieron a los continentes americano y asiático. Allí donde han estado han plasmado siempre el espíritu extremeño. Uno de los propósitos primordiales que persiguen es el encuentro intercultural en un mundo ahora globalizado.

Educación, solidaridad y atención

En el plano educativo, miles de personas se han formado en sus centros, donde las Josefinas les han inculcado buenos valores. En Plasencia cuentan con un colegio, una escuela hogar y un internado. También tienen centros educativos en Cáceres, Santander y Salamanca, tres en Chile, uno en Honduras y una escuela hogar en Perú. Otro de sus buques insignia es la lucha por mejorar la vida de los más desfavorecidos: aquellos que están en riesgo de exclusión social. En sus centros americanos también acogen a niños que después se dan en adopción. Y ofrecen atención a víctimas de violencia de género, que de ese modo se sienten seguras y pueden iniciar un nuevo proyecto de vida. Disponen de una casa y un centro de acogida a migrantes en Valladolid. Más de un siglo de educación, entrega y asistencia a quienes más lo necesitan.